lunes, 10 de agosto de 2009

Éste adiós no maquilla un hasta luego, éste nunca no esconde un ojala, éstas cenizas no juegan con fuego, éste ciego no mira para atrás. Éste notario firma lo que escribo, ésta letra no la postestaré, ahórrate el acuse de recibo, éstas vísperas no son las de después. A éste ruido tan húerfano de padre, no voy a permitirle que taladre, un corazón podrido de latir. Éste pez ya no muere por tu boca, esta loca se va con otro loco, éstos ojos, no lloran más por ti. Ésta sala de espera sin esperanza, éstas pilas de timbre que se secó, éste helado de fresa de la venganza, ésta empresa de mudanza con los muebles del amor. Ésta campana mora en el campanario, ésta mitad partida por la mitad, éstos besos de Judas, éste calvario, éste look de presidiario, ésta cura de humildad. Éste cambio de acera de tus cadenas, éstas ganas de nada menos de tí, éste arrabal sin grillos en primavera, ni espaldas con cremalleras, ni anillos de presumir. Ésta casita de muñecas de alterne, éste racimo de pétalos de sal, éste huracán sin ojos que goviernen, éste jueves, sin viernes, y el miércoles que vendrá. No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón, tan maltreche y ajado que está cerrado por derribo. Por las arrugas de mi voz se filtra de la desolación de saber que éstos son los últimos versos que te escribo, para decir "con Dios" a los dos nos sobran los motivos. Éste nido de pájaro disecado, éste perro andaluz sin domesticar, éste trono de príncipe descontrolado, ésta espina de pescado, ésta ruina de Don Juan. Ésta lágrima de hombre de las cavernas, ésta horma de zapato de Barba Azul, que poco rato dura a vida eterna por el túnel de tus piernas, entre Córdoba y Maipú. Ésta guitarra cínica y dolorida con su terco knock, knockin'on heaven's door, éstos labios que saben a despedida a vinagre en las heridas, a pañuelo de estación. Éste ladrón aparcado en tu toga la rueca Penélope en el Luna Park, éstos celos que sueñan que te desnudan, ésta caracola viuda sin la pianola del mar.

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