domingo, 17 de octubre de 2010
Ella lo miraba y observaba como era esclava hasta de sus peores actitudes, había soñado muchas veces con reaparecer en otra historia pero sin embargo no podía separarse de aquella que con tanto sufrimiento había forjado. Su personalidad, sus ganas de estabilidad y a su vez el miedo a los cambios la obligaban a permanecer en el papel más triste de todos, un papel que sin notarlo estaba orgullosa de asumir, como si eso pudiera compensarla por todas las perdidas que había afrontado a lo largo del camino. El por lo contrario, vivia su vida sin temores, pero se ocultaba quizas tras una gran mascara de remordimientos, el era más protagonizasta que los demás, o queria demostrar eso. Lastimaba con palabras, con hechos y sin embargo pretendia que las personas siguieran rodeandolo, no era igual para todos, el sabía como manejarse en distintos ambientes, sabía como tratar a cada persona, sabía las reacciones, las protestas, tenía todo friamente calculado y con eso aparecia otro razgo de su personalidad.. su frialdad. No eran la combinación perfecta, pero se mantenían juntos, ella cumplía con sus deseos, el simplemente le ordenaba, a ella le gustaba sentirse inferior, a el le gustaba que no estuvieran a la par. No habían nacido para estar juntos, pero ella seguía firme a la idea de amarlo para toda la vida, algo que el no compartió por mucho tiempo, o quizás si lo hizo.. a su manera. No compartían ideas, no compartían momentos, tenían una vida en común pero hasta eso en su presente estaba dividido, ella siempre intentaba fingir, cambiar la imagen, hacer creer.. el no se resignaba a la idea de luchar contra eso, de demostrar las cosas como son, era transparente como el agua, sin angustias, sin verguenza. Tenían que permanecer juntos, o eso creia ella, eso respetaba el. Estaban condenados a la idea de estar juntos para toda la vida.
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