viernes, 1 de enero de 2010
Obsesiones:
Los pensamientos obsesivos o rumiaciones son pensamientos estereotipados que se entrometen en la mente del paciente de forma insistente en contra de su voluntad y se repiten a pesar de todos los intentos para hacerlos desaparecer. Muchas obsesiones están relacionadas con preocupaciones de contaminarse o de poder dañar a otras personas, o ir contra algún tabú social como blasfemar o efectuar avances sexuales de manera inapropiada en público. La mayoría de ritualizadores tiene lugar en algunas obsesiones que preceden a sus actos compulsivos, pero una pequeña minoría de obsesivos-compulsivos presentas obsesiones sin rituales. El tratamiento conductual tiene menos éxito para estos últimos que para los ritualizadores.
Trastornos asociados y características de personalidad:
Se da una fuerte asociación entre depresión y trastorno obsesivo-compulsivo, de tal forma que una gran parte de las personas tienen síntomas depresivos; a su vez personas diagnosticadas de depresión se las encuentra síntomas obsesivos. La depresión puede aparecer antes del trastorno obsesivo, puede instaurarse posteriormente a su aparición, así como surgir tras la curación de los síntomas obsesivos. Se ha encontrado que los trastornos disfóricos favorecen a la aparición de rumiaciones intrusivas, y que las faltas de estimulación distractora y la ausencia de actividades reforzantes facilitan el centrar la atención en pensamientos obsesivos. Por otro lado el que padece el problema obsesivo puede ver reducida la actividad laboral debido a la evitación y el tiempo que se llevan los rituales, así como desarrollar un sentido de indefensión y desesperanza con respecto a este problema que hace probable la aparición de este trastorno. Por último, existen algunas evidencias de los posibles mecanismos comunes para algunos trastornos.
Otras manifestaciones de ansiedad pueden acompañar al síndrome obsesivo compulsivo, ansiedad generalizada, aumento en miedo y aprensión que quedan exacerbadas e incluso aparición de ataques de pánico.
Un importante aspecto a tener en cuenta es la existencia o no de ideas sobrevaloradas. La mayor parte de los pacientes obsesivos consideran que los pensamientos que les asaltan son absurdos y sin sentido, no obstante pueden tener un nivel de certidumbre a cerca de ellas; conviene evaluar el nivel de incertidumbre de estas ideas ya que es importante a efecto de pronóstico y de cara a la terapia. Los pacientes obsesivos tienen el mismo grado de probabilidad que la población normal de padecer trastornos psicóticos. Pero es la esquizofrenia ,con bastante frecuencia, la enfermedad que aparece en los trastornos obsesivos-compulsivos.
Se encuentra con frecuencia aunque no siempre, el que los pacientes obsesivos sean sujetos que dirigen su atención a áreas de interés muy focalizadas y de forma rígida, con escasa capacidad de pensar de forma relajada, flexible y creativa. Una característica muy señalada, dada por distintos autores, es la duda y la indecisión que tienen estas personas, que tienden a cometer errores o no tomar la decisión correcta que les lleva a centrarse y sobrevalorar detalles innecesarios o transferir la responsabilidad a otros. Además hay que señalar la baja autoestima de estos sujetos.
Epidemiología:
Hasta hace poco, el trastorno obsesivo compulsivo ha sido considerado como una enfermedad rara, difícil de precisar o diagnosticar, con un pronóstico malo. Los avances en las técnicas terapéuticas cognitivo-conductuales y psicofarmacológicas han creado un cierto interés y optimismo cada vez mayor a cerca de este desorden. Pero a pesar de estas supuestas innovaciones terapéuticas, el 30 o 40 por ciento de los pacientes continúan presentando resistencias al tratamiento. En el pasado la limitada disponibilidad de los sujetos con trastorno obsesivo- compulsivo, hacían difícil la investigación de su etiología y tratamiento. Se ha podido comprobar según datos del “Epidemiology catchment are survey” que el trastorno obsesivo compulsivo es doble en prevalencia en la población general al desorden de pánico o esquizofrenia. Si esto es cierto, el trastorno obsesivo-compulsivo es mucho más común de lo que se creía en el pasado. Dentro de la población psiquiátrica, el trastorno obsesivo-compulsivo se estima en torno a un 1 o 4 por ciento. El porcentaje de pacientes ambulatorios con este trastorno oscila en torno al 1 o 2 por ciento. En cuanto a los paciente hospitalizados está entre el 0,3 y el 4 por ciento. Sin embargo, parece que no existe un acuerdo unánime en cuanto a la prevalencia de la enfermedad en la población general. El sexo puede no ser un determinante específico en la aparición de los trastornos obsesivos-compulsivos, y se cree que se distribuyen por igual entre hombres y mujeres, a pesar de haberse observado en algunos estudios una incidencia ligeramente superior del sexo femenino. Pero en 1.980 algunos autores encontraron un 75 % de varones con este trastorno en una población psiquiátrica infantil sobre un 25 % de niñas, lo que hace suponer, quizás una ausencia de continuidad entre la infancia y la edad adulta en este desorden. El celibato masculino, más elevado que el femenino, si bien la elevada soltería y los matrimonios mal ajustados no son características específicas de este trastorno, al compararlos con otros síndromes psiquiátricos. La edad de comienzo de síntomas obsesivo-compulsivos suelen ser los 20 años. Cerca del 65% desarrollan la enfermedad antes de los 25 años y algunos sobre los 6 años. Menos del 15% sobrevienen después de los 35.
Muchos estudios apuntan que los sujetos con este trastorno poseen una inteligencia superior a la media, aunque la mayor parte basan sus conclusiones en impresiones clínicas. Aunque el nivel socioeconómico no parece ser determinante de la enfermedad, existe acuerdo general en considerar que el trastorno se da con más frecuencia entre las clases económicas altas. Si bien no hay datos concluyentes al respecto, la mayor parte de los autores informan que los primogénitos y los hijos únicos parecen ser el grupo con mayor frecuencia de este trastorno. El desorden obsesivo-compulsivo se genera a menudo a partir de un tipo de personalidad caracterizada, por el orden, las dudas y la dependencia aunque a veces puede aparecer en sujetos con otros rasgos de personalidad. Alrededor del 50 al 70 por ciento muestran rasgos obsesivos previos, y el resto se distribuyen entre otras alteraciones: inseguros, depresivos, histéricos... los cuales están considerados por algunos autores como personas con riesgo de presentar trastorno obsesivo-compulsivo.
El trastorno obsesivo-compulsivo tiende a disminuir gradualmente en severidad conforme transcurren los años y existen estudios que indican que el pronóstico no es siempre favorable.
4. Criterios diagnósticos según el DSM-IV.
A. Se cumple para las obsesiones y las compulsiones:
Las obsesiones se definen por:
• Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos.
•Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real .
•La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
•La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no vienen impuestos como en la inserción del pensamiento).
Las compulsiones se definen por:
•Comportamientos o actos mentales de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente.
•El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativa; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquellos que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos.
En algunos momentos del curso del trastorno, la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales.
Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de una hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales o su vida social.
El trastorno no se debe a los trastornos fisiológicos directos de sustancias o de enfermedad médica.
Modelo Explicativo del Trastorno Obsesivo-Compulsivo:
Se puede resaltar que los puntos fundamentales en que está de acuerdo los investigadores de este área pueden ser resumidos en seis:
1. Las obsesiones son pensamientos que están asociados a altos niveles de ansiedad, son estímulos condicionados. La ansiedad se habituaría si el sujeto estuviera expuesto durante largo tiempo a ellos, las compulsiones impiden esta exposición prolongada.
2. Las compulsiones son conductas voluntarias, ya sean motoras o cognitivas, que terminan la exposición a estos pensamientos, y que son reforzadas negativamente por el alivio de la ansiedad a corto plazo que proporcionan, por lo que se mantienen e impiden la revalorización y extinción de la ansiedad ante estos pensamientos.
3. Los paciente aprenden conductas de evitación ante los estímulos que pueden provocar las obsesiones, lo que disminuye la frecuencia de exposición a los pensamientos obsesivos.
4. La explicación de estos trastornos se encuentra lejos de ser esclarecida. Se ha encontrado que existe una continuidad entre la normalidad y el trastorno obsesivo, al igual que sucede con otros desordenes de la ansiedad.
5. Los pensamientos instructivos ocurren con mayor frecuencia cuando el sujeto se encuentra bajo estrés, con niveles altos de ansiedad y/o humor depresivo.
6. Existe algunas evidencias de factores de vulnerabilidad biológica y psicológica para el desarrollo de este trastorno.
A nivel de predisposición psicológica que las personas con síndrome obsesivo-compulsivo tienden a reaccionar con fuerte activación fisiológica ante el estrés. Al mismo tiempo estas personas han tenido un aprendizaje previo de que algunos pensamientos son peligrosos e inaceptables, de forma que se confunden los pensamientos con la actividad o acciones específicas representadas por los pensamientos.
Teniendo en cuenta lo anterior se pueden considerar elementos fundamentales de este modelo los siguientes:
•El desarrollo del trastorno presupondría una cierta predisposición o vulnerabilidad tanto biológica como psicológica.
•Ante acontecimientos estresores, provocados por cambios en los modos de vida del sujeto, se elevaría su nivel de ansiedad y/o depresión, lo cual aumentaría la frecuencia e intensidad de pensamientos inaceptables.
• Las personas con este trastorno desarrollan conductas que disminuyen las respuestas de ansiedad. Los rituales llevados a cabo por estos pacientes pueden estar bajo reforzamiento positivo.
• Por otro lado, los estímulos externos que aumentan la probabilidad de ocurrencia de pensamientos instructivos, provocan en el sujeto la evitación o escape que serán reforzadas negativamente con la reducción de la ansiedad.
• Los rituales y la evitación hacen que la exposición a los pensamientos obsesivos sea corta y siempre coincidente con elevaciones del nivel de ansiedad, por lo que no es posible la habituación o extinción de la ansiedad a estos pensamientos, sino que la asociación entre estos pensamientos y la percepción de la respuesta de ansiedad será mayor.
• Los rituales, así como las respuestas de evitación, dado que el tiempo de consumen, la perdida de gratificaciones a largo plazo que suponen, y el posible déficit en habilidades que pueden acarrear, contribuiría a aumentar crónicamente el nivel de ansiedad y de disforia, que a su vez aumentará la probabilidad de aparición de pensamientos intrusivos, por lo cual asistimos a un círculo vicioso.
Los pensamientos obsesivos o rumiaciones son pensamientos estereotipados que se entrometen en la mente del paciente de forma insistente en contra de su voluntad y se repiten a pesar de todos los intentos para hacerlos desaparecer. Muchas obsesiones están relacionadas con preocupaciones de contaminarse o de poder dañar a otras personas, o ir contra algún tabú social como blasfemar o efectuar avances sexuales de manera inapropiada en público. La mayoría de ritualizadores tiene lugar en algunas obsesiones que preceden a sus actos compulsivos, pero una pequeña minoría de obsesivos-compulsivos presentas obsesiones sin rituales. El tratamiento conductual tiene menos éxito para estos últimos que para los ritualizadores.
Trastornos asociados y características de personalidad:
Se da una fuerte asociación entre depresión y trastorno obsesivo-compulsivo, de tal forma que una gran parte de las personas tienen síntomas depresivos; a su vez personas diagnosticadas de depresión se las encuentra síntomas obsesivos. La depresión puede aparecer antes del trastorno obsesivo, puede instaurarse posteriormente a su aparición, así como surgir tras la curación de los síntomas obsesivos. Se ha encontrado que los trastornos disfóricos favorecen a la aparición de rumiaciones intrusivas, y que las faltas de estimulación distractora y la ausencia de actividades reforzantes facilitan el centrar la atención en pensamientos obsesivos. Por otro lado el que padece el problema obsesivo puede ver reducida la actividad laboral debido a la evitación y el tiempo que se llevan los rituales, así como desarrollar un sentido de indefensión y desesperanza con respecto a este problema que hace probable la aparición de este trastorno. Por último, existen algunas evidencias de los posibles mecanismos comunes para algunos trastornos.
Otras manifestaciones de ansiedad pueden acompañar al síndrome obsesivo compulsivo, ansiedad generalizada, aumento en miedo y aprensión que quedan exacerbadas e incluso aparición de ataques de pánico.
Un importante aspecto a tener en cuenta es la existencia o no de ideas sobrevaloradas. La mayor parte de los pacientes obsesivos consideran que los pensamientos que les asaltan son absurdos y sin sentido, no obstante pueden tener un nivel de certidumbre a cerca de ellas; conviene evaluar el nivel de incertidumbre de estas ideas ya que es importante a efecto de pronóstico y de cara a la terapia. Los pacientes obsesivos tienen el mismo grado de probabilidad que la población normal de padecer trastornos psicóticos. Pero es la esquizofrenia ,con bastante frecuencia, la enfermedad que aparece en los trastornos obsesivos-compulsivos.
Se encuentra con frecuencia aunque no siempre, el que los pacientes obsesivos sean sujetos que dirigen su atención a áreas de interés muy focalizadas y de forma rígida, con escasa capacidad de pensar de forma relajada, flexible y creativa. Una característica muy señalada, dada por distintos autores, es la duda y la indecisión que tienen estas personas, que tienden a cometer errores o no tomar la decisión correcta que les lleva a centrarse y sobrevalorar detalles innecesarios o transferir la responsabilidad a otros. Además hay que señalar la baja autoestima de estos sujetos.
Epidemiología:
Hasta hace poco, el trastorno obsesivo compulsivo ha sido considerado como una enfermedad rara, difícil de precisar o diagnosticar, con un pronóstico malo. Los avances en las técnicas terapéuticas cognitivo-conductuales y psicofarmacológicas han creado un cierto interés y optimismo cada vez mayor a cerca de este desorden. Pero a pesar de estas supuestas innovaciones terapéuticas, el 30 o 40 por ciento de los pacientes continúan presentando resistencias al tratamiento. En el pasado la limitada disponibilidad de los sujetos con trastorno obsesivo- compulsivo, hacían difícil la investigación de su etiología y tratamiento. Se ha podido comprobar según datos del “Epidemiology catchment are survey” que el trastorno obsesivo compulsivo es doble en prevalencia en la población general al desorden de pánico o esquizofrenia. Si esto es cierto, el trastorno obsesivo-compulsivo es mucho más común de lo que se creía en el pasado. Dentro de la población psiquiátrica, el trastorno obsesivo-compulsivo se estima en torno a un 1 o 4 por ciento. El porcentaje de pacientes ambulatorios con este trastorno oscila en torno al 1 o 2 por ciento. En cuanto a los paciente hospitalizados está entre el 0,3 y el 4 por ciento. Sin embargo, parece que no existe un acuerdo unánime en cuanto a la prevalencia de la enfermedad en la población general. El sexo puede no ser un determinante específico en la aparición de los trastornos obsesivos-compulsivos, y se cree que se distribuyen por igual entre hombres y mujeres, a pesar de haberse observado en algunos estudios una incidencia ligeramente superior del sexo femenino. Pero en 1.980 algunos autores encontraron un 75 % de varones con este trastorno en una población psiquiátrica infantil sobre un 25 % de niñas, lo que hace suponer, quizás una ausencia de continuidad entre la infancia y la edad adulta en este desorden. El celibato masculino, más elevado que el femenino, si bien la elevada soltería y los matrimonios mal ajustados no son características específicas de este trastorno, al compararlos con otros síndromes psiquiátricos. La edad de comienzo de síntomas obsesivo-compulsivos suelen ser los 20 años. Cerca del 65% desarrollan la enfermedad antes de los 25 años y algunos sobre los 6 años. Menos del 15% sobrevienen después de los 35.
Muchos estudios apuntan que los sujetos con este trastorno poseen una inteligencia superior a la media, aunque la mayor parte basan sus conclusiones en impresiones clínicas. Aunque el nivel socioeconómico no parece ser determinante de la enfermedad, existe acuerdo general en considerar que el trastorno se da con más frecuencia entre las clases económicas altas. Si bien no hay datos concluyentes al respecto, la mayor parte de los autores informan que los primogénitos y los hijos únicos parecen ser el grupo con mayor frecuencia de este trastorno. El desorden obsesivo-compulsivo se genera a menudo a partir de un tipo de personalidad caracterizada, por el orden, las dudas y la dependencia aunque a veces puede aparecer en sujetos con otros rasgos de personalidad. Alrededor del 50 al 70 por ciento muestran rasgos obsesivos previos, y el resto se distribuyen entre otras alteraciones: inseguros, depresivos, histéricos... los cuales están considerados por algunos autores como personas con riesgo de presentar trastorno obsesivo-compulsivo.
El trastorno obsesivo-compulsivo tiende a disminuir gradualmente en severidad conforme transcurren los años y existen estudios que indican que el pronóstico no es siempre favorable.
4. Criterios diagnósticos según el DSM-IV.
A. Se cumple para las obsesiones y las compulsiones:
Las obsesiones se definen por:
• Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos.
•Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real .
•La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
•La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente (y no vienen impuestos como en la inserción del pensamiento).
Las compulsiones se definen por:
•Comportamientos o actos mentales de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente.
•El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativa; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquellos que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos.
En algunos momentos del curso del trastorno, la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales.
Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de una hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales o su vida social.
El trastorno no se debe a los trastornos fisiológicos directos de sustancias o de enfermedad médica.
Modelo Explicativo del Trastorno Obsesivo-Compulsivo:
Se puede resaltar que los puntos fundamentales en que está de acuerdo los investigadores de este área pueden ser resumidos en seis:
1. Las obsesiones son pensamientos que están asociados a altos niveles de ansiedad, son estímulos condicionados. La ansiedad se habituaría si el sujeto estuviera expuesto durante largo tiempo a ellos, las compulsiones impiden esta exposición prolongada.
2. Las compulsiones son conductas voluntarias, ya sean motoras o cognitivas, que terminan la exposición a estos pensamientos, y que son reforzadas negativamente por el alivio de la ansiedad a corto plazo que proporcionan, por lo que se mantienen e impiden la revalorización y extinción de la ansiedad ante estos pensamientos.
3. Los paciente aprenden conductas de evitación ante los estímulos que pueden provocar las obsesiones, lo que disminuye la frecuencia de exposición a los pensamientos obsesivos.
4. La explicación de estos trastornos se encuentra lejos de ser esclarecida. Se ha encontrado que existe una continuidad entre la normalidad y el trastorno obsesivo, al igual que sucede con otros desordenes de la ansiedad.
5. Los pensamientos instructivos ocurren con mayor frecuencia cuando el sujeto se encuentra bajo estrés, con niveles altos de ansiedad y/o humor depresivo.
6. Existe algunas evidencias de factores de vulnerabilidad biológica y psicológica para el desarrollo de este trastorno.
A nivel de predisposición psicológica que las personas con síndrome obsesivo-compulsivo tienden a reaccionar con fuerte activación fisiológica ante el estrés. Al mismo tiempo estas personas han tenido un aprendizaje previo de que algunos pensamientos son peligrosos e inaceptables, de forma que se confunden los pensamientos con la actividad o acciones específicas representadas por los pensamientos.
Teniendo en cuenta lo anterior se pueden considerar elementos fundamentales de este modelo los siguientes:
•El desarrollo del trastorno presupondría una cierta predisposición o vulnerabilidad tanto biológica como psicológica.
•Ante acontecimientos estresores, provocados por cambios en los modos de vida del sujeto, se elevaría su nivel de ansiedad y/o depresión, lo cual aumentaría la frecuencia e intensidad de pensamientos inaceptables.
• Las personas con este trastorno desarrollan conductas que disminuyen las respuestas de ansiedad. Los rituales llevados a cabo por estos pacientes pueden estar bajo reforzamiento positivo.
• Por otro lado, los estímulos externos que aumentan la probabilidad de ocurrencia de pensamientos instructivos, provocan en el sujeto la evitación o escape que serán reforzadas negativamente con la reducción de la ansiedad.
• Los rituales y la evitación hacen que la exposición a los pensamientos obsesivos sea corta y siempre coincidente con elevaciones del nivel de ansiedad, por lo que no es posible la habituación o extinción de la ansiedad a estos pensamientos, sino que la asociación entre estos pensamientos y la percepción de la respuesta de ansiedad será mayor.
• Los rituales, así como las respuestas de evitación, dado que el tiempo de consumen, la perdida de gratificaciones a largo plazo que suponen, y el posible déficit en habilidades que pueden acarrear, contribuiría a aumentar crónicamente el nivel de ansiedad y de disforia, que a su vez aumentará la probabilidad de aparición de pensamientos intrusivos, por lo cual asistimos a un círculo vicioso.
Dicen que dependiendo del lado de la vereda que uses para posar tus pasos, y de la manera en que lo hagas, tu personalidad se revela ante los ojos de la gente que te ve caminar. así, el diariero sabe que como caminás pegada a la pared sos una persona introvertida, callada, con un mundo interior riquísimo que casi nadie conoce. muy distinto es si a la vez que caminás vas acariciando la pared, o dándole golpecitos, como comprobando siempre que estás cerca de la metafórica muralla protectora. eso, el psicólogo del cuarto efe lo denominaría conducta obsesivo-compulsiva. si, en cambio, caminás por el centro exacto de la cinta de cemento, sos una persona aparentemente equilibrada, extrovertida pero recatada, ciclotímica pero pseudoconstante. si sos voluminosa físicamente, también puede que bloquees el paso a los demás peatones con derechos, pero ese es otro tema. el florista del puesto azul sabe que sos segura de vos misma, que caminás con paso firme y decidido, hundiendo los talones en la acera como si con ello dejaras algún tipo de manifiesto.
Si caminás peligrosamente cerca del cordón, el portero del edificio de tu amiga se da cuenta de que sos una aventurera sin escrúpulos, que todo en la vida te importa un reverendo huevo y que mientras la estés pasando bien y la adrenalina haga su recorrido, el mundo es un lugar feliz. el viento de los autos que te rozan te hace recordar la libertad de una playa desierta, de una montaña escalada con mucho esfuerzo. la línea gris oscura de la vena más gruesa de la calle es una tentación constante, una apuesta a que el chico del bolso no se va a dar vuelta justo cuando vos estés pasando, empujándote a la brea y los baches mientras el tachero de turno se muerde la lengua y tensa los hombros. si caminás en zigzag tuviste una buena noche, o de tanto caminar te salieron callos.
el punto importante se suscita cuando independientemente de cómo caminás y todo lo que de allí se infiere, no sabés a dónde vas. Y en vez de detenerte a preguntar, a pedir algún tipo de ayuda, vos le das para adelante, acumulando millas en algún programa inventado por los mismos genios que le dieron nacimiento a la cafiaspirina y al speed.
Cada paso es la meta, decía Borges.. Camine, señora, camine! decía Lita de Lazzari.
Si caminás peligrosamente cerca del cordón, el portero del edificio de tu amiga se da cuenta de que sos una aventurera sin escrúpulos, que todo en la vida te importa un reverendo huevo y que mientras la estés pasando bien y la adrenalina haga su recorrido, el mundo es un lugar feliz. el viento de los autos que te rozan te hace recordar la libertad de una playa desierta, de una montaña escalada con mucho esfuerzo. la línea gris oscura de la vena más gruesa de la calle es una tentación constante, una apuesta a que el chico del bolso no se va a dar vuelta justo cuando vos estés pasando, empujándote a la brea y los baches mientras el tachero de turno se muerde la lengua y tensa los hombros. si caminás en zigzag tuviste una buena noche, o de tanto caminar te salieron callos.
el punto importante se suscita cuando independientemente de cómo caminás y todo lo que de allí se infiere, no sabés a dónde vas. Y en vez de detenerte a preguntar, a pedir algún tipo de ayuda, vos le das para adelante, acumulando millas en algún programa inventado por los mismos genios que le dieron nacimiento a la cafiaspirina y al speed.
Cada paso es la meta, decía Borges.. Camine, señora, camine! decía Lita de Lazzari.
LA CULTURA DE LA MISERIA:
Atribuírselo a la situación actual, a líos a nivel social, nacional, mundial, global, espiritual. a un mal día, a una noche insomne. a un comentario desacertado, o hiriente, o poco pensado. a que te agarró la lluvia con los apuntes que te costaron 14 pesos en la mochila que no es impermeable. a un pedazo de atún podrido en tu ensalada de arroz de 3 pesos. a que el cielo sigue siendo azul por ahora, a que el subte se atrasó, a que estás aburrido de tener una vida decente y semi feliz.
y podría seguir así por mucho rato. se haría aún más largo de leer, y tengo miedo de herir susceptibilidades. el punto es que desde hace un tiempo a esta parte todo el que me rodea parece ser adepto a cultivar este modus operandi. exacerbar las miserias. "mi vida es, indefectiblemente, mucho más difícil y ardua que la tuya. si vos creés que tenes problemas, JÁ, los míos son infinitamente más complejos. Imposibles de resolver. Doyme entonces con pastillitas varias, tés calmantes, gotas mágicas que un doctor de dudoso título me encaja. La vida es una mierda, para qué voy a vivir así, prefiero morirme a saber que lo que viene después es peor".
wake up. la vida nunca fue dulce, ni fácil, pero están los que tratan de vivirla poniéndole garra, y los que se excusan en su depresión, su miseria dibujada. bajo riesgo de esgrimir el trillado argumento de "hay nenes en África que se mueren de hambre", ponete a pensar un poquito. tenés casa, familia, comida, no laburás ni te esclavizan por 2.50 la hora. no tenés que pagar deudas, nadie depende de vos, no te levantás a las cuatro de la mañana a laburar en una zafra, o una mina de carbón, de la cual saldrás muerto con los pulmones petrificados en pocos años y tenés 14,15,16 años. ¿menos de dos décadas de vida y ya querés matarte? ¿tan poca curiosidad te da lo que hay después?
tu problema es que tenés la vida demasiado fácil y en vez de aprovechar eso para ser un poco feliz, empleás el tiempo que tenés al pedo, ese tiempo que tenés para no preocuparte por nada, para crearte conflictos mentales poco creíbles, con lágrimas inventadas y motivos risibles.
si vas a pensar así, te prefiero muerto/a. ya lo estás.
Atribuírselo a la situación actual, a líos a nivel social, nacional, mundial, global, espiritual. a un mal día, a una noche insomne. a un comentario desacertado, o hiriente, o poco pensado. a que te agarró la lluvia con los apuntes que te costaron 14 pesos en la mochila que no es impermeable. a un pedazo de atún podrido en tu ensalada de arroz de 3 pesos. a que el cielo sigue siendo azul por ahora, a que el subte se atrasó, a que estás aburrido de tener una vida decente y semi feliz.
y podría seguir así por mucho rato. se haría aún más largo de leer, y tengo miedo de herir susceptibilidades. el punto es que desde hace un tiempo a esta parte todo el que me rodea parece ser adepto a cultivar este modus operandi. exacerbar las miserias. "mi vida es, indefectiblemente, mucho más difícil y ardua que la tuya. si vos creés que tenes problemas, JÁ, los míos son infinitamente más complejos. Imposibles de resolver. Doyme entonces con pastillitas varias, tés calmantes, gotas mágicas que un doctor de dudoso título me encaja. La vida es una mierda, para qué voy a vivir así, prefiero morirme a saber que lo que viene después es peor".
wake up. la vida nunca fue dulce, ni fácil, pero están los que tratan de vivirla poniéndole garra, y los que se excusan en su depresión, su miseria dibujada. bajo riesgo de esgrimir el trillado argumento de "hay nenes en África que se mueren de hambre", ponete a pensar un poquito. tenés casa, familia, comida, no laburás ni te esclavizan por 2.50 la hora. no tenés que pagar deudas, nadie depende de vos, no te levantás a las cuatro de la mañana a laburar en una zafra, o una mina de carbón, de la cual saldrás muerto con los pulmones petrificados en pocos años y tenés 14,15,16 años. ¿menos de dos décadas de vida y ya querés matarte? ¿tan poca curiosidad te da lo que hay después?
tu problema es que tenés la vida demasiado fácil y en vez de aprovechar eso para ser un poco feliz, empleás el tiempo que tenés al pedo, ese tiempo que tenés para no preocuparte por nada, para crearte conflictos mentales poco creíbles, con lágrimas inventadas y motivos risibles.
si vas a pensar así, te prefiero muerto/a. ya lo estás.
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