miércoles, 9 de septiembre de 2009


¿Nunca sintieron que no tenían ganas de nada? Ni de levantarse, ni de hablar por teléfono, ni de saludar a tu familia, ni de hacer cosas que les den placer. Así me sentía yo. Después de haber tomado consciencia de que mi tristeza no me iba a dejar transitar tranquila el camino de la adolescencia, me volqué exclusivamente a Internet. Decidí que era la única cosa que iba a hacer.

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